“Tomando como base, los
resultados de diversos autores, (Argüelles, Gonscki, Blanck, Schwartz, etc.) un
modelo educativo basado en la Educación por Normas de Competencia Laboral,
podría solucionar para el alumno, el difícil paso entre la academia y el campo
laboral.
Al capacitarlo con un mayor
número de horas de práctica, en laboratorios, talleres o en la misma área
laboral, el alumno incursionará en esta de manera natural y al egresar, su
desempeño será mas adecuado y eficiente. De esta manera, también el empleador
se beneficia, al contratar egresados capacitados y conocedores de la empresa,
su entorno y políticas, ahorrándole así horas de entrenamiento, tiempo y
costos.”
Las competencias, entendidas como la ·”capacidad para desempeñar una
labor en unas condiciones predeterminadas y bajo unos parámetros de calidad”, e
igualmente como la capacidad de solucionar un problema (Proactividad), plantea
a los educadores y diseñadores de currículos mas de un interrogante a ser
resueltos.
Al respecto surgen
unos interrogantes:
¿Cómo puede
evaluarse al estudiante si es competente o no?
¿En que oficio se
debe formar?
¿Se conoce la
vocación económica del entorno?
Lo anterior nos lleva a conocer cual es el panorama laboral para
nuestros jóvenes, que características poseen para ser exitosos en este entorno
competitivo.
Es aquí donde se hace necesario la necesidad de trabajar en forma
mancomunada con las empresas o clientes que requieran nuestros alumnos. Esto
conlleva reinventar nuestros currículos, buscando contenidos programáticos
actualizados y coherentes con las necesidades tecnológicas o sociales de
nuestro país, generando nuevas estrategias pedagógicas y mecanismos de
evaluación que permitan alcanzar al estudiante la competencia requerida.
Debemos hacer una transformación a la academia clásica, de connotación
instructiva, repetitiva y memorizante, a un sistema de facilitación del
aprendizaje, donde el estudiante autoconstruya conocimientos basados en el
aprendizaje autónomo.
El educador debe cambiar su Rol dentro del salón de clases, de
instructor a facilitador, esto asegurara a nuestros estudiantes poder enfrentar
el mundo laboral con una mente abierta al autoaprendizaje, consolidadando así
la única forma de mantenerse actualizado a la vertiginosidad de los cambios.
Debemos tener siempre presente lo siguiente: “Las personas y las empresas
deben cambiar a la velocidad a la que lo hace el cambio, porque si no cambiamos
a esa velocidad el cambio, nos cambia”
Estas competencias constantemente deben ser revisadas, ya que a futuro
enfrentaremos nuevos retos, que indudablemente tenemos que afrontar, y es aquí
donde juega un papel fundamental el educador, dado que este debe ser un
visionario y estar capacitado para
cumplir con los procesos de cambio.
Por lo tanto, al diseñar un sistema de formación por competencias en
una Institución de educación técnica hay que partir de la demanda de la
empresa, de la vida, de las condiciones de la Institución y del sector
empresarial, involucrando a todos los factores: profesores, instructores,
estudiantes, trabajadores de la industria, padres de los estudiantes, y otros
involucrados. Cambiar el papel del
alumno, que asuma la responsabilidad de su propio aprendizaje, dotarlo de las
herramientas básicas y de una sólida cultura general integral para poder
enfrentar, desde un perfil amplio, lo que la sociedad demanda de él: un
profesional competente para el desarrollo de su país y de su personalidad.
Por todo lo expuesto anteriormente en nuestra Institución se están
aplicando diseños curriculares orientados a la formación por competencias,
aplicando el EMPRENDIMIENTO y PROYECTO DE
VIDA como pilares en los procesos
formativos, aunado a esto ofrecemos a nuestros estudiantes Seminarios de
actualización que le permiten profundizar sus conocimientos, todos estos
procesos se validan por medio de la
experiencia de nuestros alumnos, atraves de los contratos de aprendizaje.
Carlos Pacheco Pasión
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