La creatividad es el pilar
fundamental del emprendimiento, ya que todo emprendimiento es en si el
nacimiento de una iniciativa propia, personal y por tanto nueva y original. Todo
emprendimiento se encuentra tan asociado a su propio emprendedor que resulta
sujeto y condicionado inevitablemente a su propia creatividad, por lo que la
creatividad del emprendedor se convierte en el combustible de su nueva
iniciativa.
La psicología moderna
está todavía lejos de poder explicar la creatividad en términos lógicos y objetivos,
pero en años recientes se han hecho adelantos en cuanto a la comprensión de los
tipos de personalidad creativa y de las circunstancias en que es más fácil que
aparezcan (Robert W. Weisberg 1987). Para el científico creativo Albert
Einstein está gobernada por la intuición, para otros, técnicamente es la
generación de procesos de información, productos o conductas relevantes para
una situación de destreza o conocimiento insuficiente, en cambio para Golemann
(2006), la creatividad puede ser considerada como una forma de solucionar
problemas, mediante intuiciones o una combinación de ideas de campos muy
diferentes de conocimientos. Lo que quiero decir es que no existe una postura
única sobre este tema y poca certeza se tiene todavía sobre cómo se gesta y
desarrolla la creatividad.
Una cosa, sin embargo,
es posible afirmar; las instituciones de educación pueden contribuir al
desarrollo de esta capacidad a través de metodologías y procesos de enseñanza
que faciliten o estimulen su presencia (Csikszentmihalyi 1998). Con estos
antecedentes el rol de las instituciones de la educación superior aparece más
claro. No solo debemos asegurar la entrega de conocimientos duros, sino que
además debemos promover otros dos
elementos que son claves para la información de emprendedores:
El primero es el desarrollo de conocimientos
blandos, que son todos los temas relacionados con lo que hoy se conoce como
inteligencia emocional (habilidades de trabajar en equipo, de negociación, de
formar redes, presentar y defender convicción, etc.).
El segundo es el
desarrollo de un estilo orientado a la superación de adversidades, basado en conocerse
y reconocerse en sus propias capacidades y habilidades.
Históricamente se ha
perpetuado una metodología orientada hacia la acumulación de conocimientos más
que la aplicación de los mismos. En otras palabras, la educación profesional ha
sido tradicionalmente “acopiadora de conocimientos” orientada a juntar o
almacenas grandes cantidades de información y hoy en día no resuelve las
necesidades y problemáticas actuales. Se requiere por tanto un proceso de
cambio hacia el desarrollo de destrezas y habilidades de carácter más flexible,
transversal y adaptables en el tiempo que permitan una mayor aplicación en el
campo laboral y profesional.
Por lo general la
creatividad es vista como una habilidad propia del ser humano, una
característica o cualidad inherente a lo que llamamos 'naturaleza humana' que
ha existido desde siempre para dar respuesta a los problemas que emergen de la
complejidad en la que se encuentra inmerso. Se trata de un fenómeno
multidimensional que encontramos en múltiples campos y contextos tales como las
artes, el diseño, la ciencia, la investigación y la empresa. Las personas a
través de la creatividad son capaces de ‘salirse del molde de lo establecido’,
concebir imágenes de la nada, extraer nuevas formas de la realidad y establecer
nuevas relaciones. Esta vinculación al conocimiento, a la posibilidad y
capacidad para crear y re-crear conocimiento en sentido amplio justifica que la
creatividad sea estudiada desde diversas disciplinas como la psicología, las
ciencias cognitivas, la educación, la filosofía, la tecnología, la sociología,
la lingüística, la economía, la teología, etc.
En la actualidad existe un creciente discurso en torno a la importancia de desarrollar la creatividad vinculada a los procesos de innovación y emprendimiento en la sociedad para alcanzar un desarrollo socio-económico sostenible y dar respuesta a los enormes desafíos globales que enfrentamos como humanidad. Simultáneamente, se critica la escasa atención que han prestado y prestan los sistemas educativos al desarrollo de las habilidades creativas y se analizan los mecanismos para revertir esta situación. Creatividad, innovación y emprendimiento son consideradas competencias críticas para la adaptación a los cambios socio-económicos del siglo XXI, tanto a nivel individual como organizacional.
En la actualidad existe un creciente discurso en torno a la importancia de desarrollar la creatividad vinculada a los procesos de innovación y emprendimiento en la sociedad para alcanzar un desarrollo socio-económico sostenible y dar respuesta a los enormes desafíos globales que enfrentamos como humanidad. Simultáneamente, se critica la escasa atención que han prestado y prestan los sistemas educativos al desarrollo de las habilidades creativas y se analizan los mecanismos para revertir esta situación. Creatividad, innovación y emprendimiento son consideradas competencias críticas para la adaptación a los cambios socio-económicos del siglo XXI, tanto a nivel individual como organizacional.
La creatividad
alimenta a las actividades de innovación y también a las de investigación e
invención, pero no son sinónimos. La invención es la creación de nuevas formas,
las composiciones de la materia (dispositivos) o procesos, que puede o no
llegar a constituir una innovación, si se tiene presente la definición
normativa de la tercera edición del Manual de Oslo que comprende cuatro tipos
de innovación: la innovación de producto, la innovación de proceso, la
innovación en marketing y la innovación organizativa, incluyendo la innovación
en servicios. La creatividad está presente en la base generativa de estos tipos
de innovación y otros no contemplados en el Manual de Oslo, como las
innovaciones sociales. La innovación involucra creatividad, pero no es idéntica
a la misma: la innovación implica actuar sobre las ideas creativas para hacer
alguna diferencia específica y tangible en el ámbito en el que la innovación se
produce.
En cuanto a la relación entre creatividad y emprendimiento, la cuestión es menos obvia y no puede afirmarse que la actividad emprendedora entrañe siempre capacidades creativas, se pueden generar nuevas firmas o desarrollar nuevos proyectos emprendedores a partir de la apropiación y la copia de ideas. Pero quizás lo mejor sea profundizar primero en el significado de la propia palabra creatividad.
En cuanto a la relación entre creatividad y emprendimiento, la cuestión es menos obvia y no puede afirmarse que la actividad emprendedora entrañe siempre capacidades creativas, se pueden generar nuevas firmas o desarrollar nuevos proyectos emprendedores a partir de la apropiación y la copia de ideas. Pero quizás lo mejor sea profundizar primero en el significado de la propia palabra creatividad.
Carlos Pacheco Pasion
Bibliografía
Silva Ernesto “El rol del sistema
universitario en la formación de los
Emprendedores”, Managenment del
emprendedor, Ed. Diario financiero, 1998.
Villacreces Roberto 2010., Los retos
para el emprendimiento. Revista Perspectiva
N°23/2010. Bogotá.
Colombia.
Golemann Daniel 2006. La inteligencia
Emocional. Editorial Vergara. Madrid.
Definitivamente la creatividad es uno de los ingredientes principales en todo emprendedor... Adrián Velásquez es un ejemplo viviente de eso y de como el éxito despues llega solo.
ResponderEliminar